La recaudería, la tiendita de la esquina o quizás esa carnicería que está en tu colonia aunque unas cuadras más lejos, necesitan la red de apoyo de su comunidad para seguir existiendo. La mejor noticia es que comprar la comida a ellos trae beneficios para ti.

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Comprar comida de cercanía, la mejor opción

La mayoría de las colonias de la Ciudad de México tienen ese toque que las hace únicas: mercados de barrio, tiendas de abarrotes, recauderías, farmacias, carnicerías y un sinfín de giros que le dan servicio y vida a todas las personas del rumbo.

No es extraño conocer a los dependientes -y a veces dueños- de todos esos negocios: la vida en comunidad sucede y es parte de la dinámica social en la que el ser humano se desarrolla.

Sin embargo, este modelo de pequeños negocios tiende a desaparecer. No sólo por la aterradora globalización y monopolización de empresas sino porque el modelo económico les exige, de alguna u otra manera, estar a la altura de sus grandes competidores.

La buena noticia es que ayudarlos a ellos también trae beneficios personales; es más probable tener ingredientes frescos y más nutritivos que los que se consiguen lejos, se reduce la huella de carbono, se crean redes de apoyo entre comunidades y se favorece la seguridad alimentaria.

No suena nada mal ¿verdad? Piensa en la deliciosa ensalada que puedes preparar con esa lechuga que te hizo ojitos en el mercado o lo fresca que se ve la carne que está trabajando el tablajero. Nada es cuestión de casualidad, es resultado de una cadena que lleva lo mejor hasta tu colonia.

Y no, comprar en negocios pequeños no nos legitima como consumidores a regatear ni a pedir menos de lo que cuesta su trabajo.

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