La preparación con mi abuela iniciaba temprano. Tengo muy tempranos recuerdos cortando tortillas en cuadritos muy pequeñitos, casi idénticos en tamaño, que fritos y bañados en salsa verde resultaban en unos chilaquiles perfectos, crujientes desde luego, pero sobretodo con totopo miniatura.

Hago un ejercicio para ubicar los primeros recuerdos que tengo de mi relación con la cocina. Pienso en sopes de “El Comalito”, en tortillas de harina paloteadas toda una tarde en la mesa de trabajo de mármol de la cocina; pienso en acamayas en “Los Bonilla” y en huevos a la cazuela acampando en el bosque.

Asociado con cada recuerdo culinario pienso en un platón de talavera

Durante el mismo ejercicio, asociado con cada recuerdo culinario pienso en un platón de talavera, en una olla de barro llena de encacahuatado, en peltre y, muy particularmente, recuerdo cuando observaba curiosa todos los días de un verano a una mujer japonesa que elegante colocaba láminas de res sobre la pieza más espectacular de mayólica para preparar, lo que ahora sé, era un shabu shabu.

Era la casa y taller de Gorky González en el barrio de La Pastita en la ciudad de Guanajuato.

La tienda taller de Gorky y Tashiko. // Foto: Especial — La tienda, casi galería, de Gorky y Tashiko. // Foto: Especial

Gorky nació en Morelia en 1939 y desde jóven se desenvuelve entre escultores trabajando cera perdida con su padre. Estudió cerámica en Guanajuato y obtuvo una beca para estudiar técnica de cerámica oriental en Japón, donde además de estudiar bajo la tutoría de Tsuji Seimei y de Kei Fujiwara, grandes ceramistas japoneses. Allá también conoció a Toshiko, su esposa y fiel compañera que hoy, amable y reverencial, atiende el taller de su marido.

La casa de Toshiko y Gorky es taller, área de exhibición y venta. En sus entrañas, los tornos dan forma de manera artesanal a cientos de modelos y piezas para después secarse, pintarse a mano y hornearse.

Gallos, caballos, flores, águilas reales y grecas son pintados a mano con pinceles orientales. El barro viene de la Sierra de Santa Rosa, cerca de la ciudad, y han trabajado por años en el rescate y difusión del arte de la mayólica en Guanajuato, técnica alfarera que hace poco estaba a punto de ser conocida sólo en los museos.

Comer bien pero también bonito

Comer bien pero también bonito. Es esa la estética de la que hablo. Un arroz con hoja de plátano servido sobre un platón de mayólica con dibujos de frutas, flores, grecas y ángeles; un salpicón de res sobre un águila con nopal; una arrocera blanca y vidriada en cuyos bordes hay espacios especialmente diseñados para colocar mitades de aguacate; bueno, hasta la pila bautismal que ha llenado de buenos augurios a muchos de los nuestros. Todo, siempre de Gorky.

Platos, platones, soperas, saleros hechos son pintados a mano. // Foto: Especial.

A los ocho años de edad ese verano me sentaba a ver cómo preparaban el barro para poder tornear dejándolo sin burbujas. En el torno creía trabajar tan bien como los artesanos del taller. Conocí en el proceso de secado la virtud de la paciencia; recuerdo los hornos y, con especial emoción, la hora de esmaltar y pintar sobre él con óxidos y una paleta limitada de colores.

Dos cajas de platos que nunca son indispensables pero si reconfortantes

Regresé 30 años después. Dos horas de visita y dos cajas de platos que nunca son indispensables pero si reconfortantes, siempre de dibujos distintos, y una pieza de mariposas de Gorky, hijo, que estuvo casi creada para mí.

Algunos diseños nuevos, aunque pocos; algunos turistas americanos dando la vuelta, aunque pocos, pero sobretodo los mismos platos, platones, soperas, aceiteras y tazas con los que he aprendí a comer y que hoy, de manera casi enfermiza, agrupo y hacen de mi mesa una mesa familiar y cotidiana cargada de recuerdos de una japonesa en Guanajuato, y de un shabu shabu en mayólica.

¿Dónde comprar?

Taller Gorky

Sitio web: www.gorkypottery.com

Facebook: GORKYPOTTERY

Ex Huerta de Montenegro s/n, colonia Pastita, Guanajuato, Guanajuato.

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