
Aunque pueden intimidar por ser duros al principio, te explicamos cómo hacer garbanzos para que queden cremosos y aproveches sus beneficios nutricionales.

Ay, ese maravilloso mundo de las legumbres. Puras proteínas vegetales y carbohidratos complejos, de esos que le hacen bien al cuerpo y son una gran forma de mantenerlo saludable. Para aprovechar todos los beneficios, te decimos cómo hacer garbanzos.
¿Qué tal ponerlos en un caldito de pollo o preparar con ellos un delicioso hummus que acompañe el pan pita a la hora de la botana?

Seamos honestos, eso de que los no perecederos tengan una primera apariencia dura e incomible puede ser algo intimidante. Pero entendiendo cómo se preparan, todos son unos magníficos aliados a la hora de la comida.
Entonces, ¿cómo transformar un garbanzo con la firmeza de una piedra en una guarnición maravillosa de cualquier sopa? La respuesta es sencilla: agua, tiempo y paciencia.
Un beneficio que notarás en todas las leguminosas es la gran capacidad de absorción de líquidos que tienen. Al dejarlos por mucho tiempo en agua antes de cocer, su tamaño se duplica y rinden más de lo que aparentan.
El líquido del remojo es importante para dar un primer sabor a los garbanzos. En éste y en el de la cocción contempla la sal para que no queden insípidos.
El secreto de esta receta es que los garbanzos queden en el punto medio entre fritos y caramelizados. La textura interna será muy cremosa y el toque de chile, queso feta y orégano simplemente harán magia desde el primer bocado.

Ingredientes
Procedimiento