
Si formas parte del 68% de la población mundial que es intolerante a la lactosa, pero amas los lácteos, aquí te dejo una lista con 13 quesos sin lactosa o con cantidades tan bajas que podrás entrarles sin remordimiento y, sobre todo, sin inflamación.
Para que un queso sea considerado 100% sin lactosa, una de dos: o es de origen vegetal (como las opciones hechas a base de nueces), les agregan lactasa, la enzima necesaria para el proceso digestivo, o son quesos muy maduros (cuanto más tiempo pase, menor porcentaje de lactosa tendrá, ya que se va eliminando de forma natural). En esta lista encontrarás quesos con nula o muy baja cantidad de lactosa, que los vuelven ideales para armar una tabla para tu siguiente reunión.
El queso Muenster tiene un rango de lactosa de 0 a 1.1%. Este queso semiblandito de los Estados Unidos es suave, con un toque ligeramente a nuez y generalmente se hace con leche de vaca.
Este popular queso francés tiene un rango de lactosa de 0 a 1.8%. El Camembert es conocido por su textura suave y cremosa, y su sabor lácteo y herbáceo. Su corteza de moho blanco es comestible, lo que lo convierte en una opción popular para las tablas de charcutería.
Aunque el Brie es muy similar al Camembert, tiene un rango de lactosa ligeramente mayor, de 0 a 2%. Este queso suave de leche de vaca, con un sabor cremoso, tiene muchas aplicaciones: desde horneado en hojaldre, hasta acompañado de rodajas de manzana o como la estrella de una tabla de charcutería.
El queso originario de Inglaterra tiene un rango de lactosa de 0 a 2.1%. El Cheddar es un queso con un marcado sabor a nuez y con textura semi suave que se funde a la perfección, por eso es el preferido de los macarrones con queso, como salsa para pasta o dentro de un pastelito de queso.
Con un rango de lactosa de 0 a 2.1%. Este queso, con un sabor ahumado característico, es adecuado para personas con intolerancia a la lactosa. Sus notas son tan especiales que realza el sabor de los embutidos o puede vivir como protagonista en cazuelas horneadas con pimientos y orégano.
En general, este queso se vende ahumado (aunque con un sabor no tan marcado como el provolone). Su rango de lactosa va del 0 al 2.2%. Como suele tener un toque dulce, se usa en los grilled cheese o hasta en postres. Si eres fan del ate con queso, el gouda es la razón.
Amado por muchos y por otros no tanto, ya que su sabor suele ser fuerte y”picante” al paladar. El queso azul tiene un rango de lactosa de 0 a 2.5%, y su textura pastosa, lo vuelven ideal para aderezos (obvio lo has visto como dip de alitas) o desmenuzado en bowls y ensaladas, como la Cobb.
Si eres amante de la pasta y de la ensalada César, te sentirás feliz de saber que el parmesano tiene un rango de lactosa de 0 a 3.2%. Este queso popular aporta un sabor ácido a cualquier pasta, pizza, milanesas, mezclado con huevos revueltos e incluso es ideal para hacer un chicharrón de queso con mucho sabor.
Cuando pensamos en una imagen del queso, quizá por su forma, el Suizo se nos puede venir a la mente. Este ejemplar, originario de donde hace alusión su nombre, tiene un rango de lactosa de 0 a 3.4%. Con su característico color amarillo y su textura media es uno de los ingredientes del fondue.
Dinamarca le regaló al mundo (y a los sensibles a la lactasa) el queso Havarti, que tiene niveles bajos o casi nulos de lactosa (entre 0.1% y 2%), lo que lo convierte en una excelente opción. Está hecho a base de leche de vaca y con un sabor suave, similar al queso jack, y textura que se derrite en la boca. Le va de maravilla en un sándwich o derretido en un omelette.
Su olor y sabor fuertes no son para todos, pero tiene una textura suave y cremosa que queda perfecto con galletas o pan. El Limburger, originario de Bélgica, es un queso blando de corteza semiblanda, con solo una cantidad moderada de lactosa, alrededor del 2%.
Como nota curiosa: se ha encontrado que la bacteria que se usa para su fermentación, la Brevibacterium linens, puede estar en la piel humana y es, en parte, responsable del olor corporal. Por eso se creía, que los monjes de Limburg, quienes crearon la receta de este queso, aplastaban los cuajos de la leche con los pies.
No solo el Feta es prácticamente libre de lactosa (con solo entre 0.5% y 1.5% de lactosa), sino que también tiene menos grasa que muchos otros quesos, comenta Rall. “Es también una excelente fuente de vitaminas y minerales esenciales, como riboflavina, fósforo y selenio”, explica.
Es un queso con denominación de origen de España, ya que solo las ovejas de raza manchega son reconocidas para su elaboración. El proceso de maduración, cerca de 12 meses, hace que los niveles de lactosa bajen (cuenta con menos del 2%).
Si tu intolerancia es muy extrema y cualquier producto lácteo te genera molestias, opta por ser precavido y mejor busca quesos de origen vegetal (como las opciones hechas a base de nueces) o que en su etiqueta digan “deslactosado”. Si de plano no te aguantaste y comes queso con altos niveles de lactosa, tu cuerpo tendrá dificultades para digerirlo. Esto se debe a que te falta lactasa hará que experimentes síntomas como inflamación, gases y diarrea.
Hay algunas acciones que puedes tomar para aliviar los síntomas. Por ejemplo, los suplementos de lactasa que se venden sin receta, tomados poco después de consumir lácteos, y beber mucha agua.
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