
Desde el clásico tlacoyo hasta una sopa tarasca y una ensalada con frijoles fríos, estas recetas te iniciarán en el mundo de cocinar legumbres.

En los hogares mexicanos nunca falta una olla hirviente de frijoles y unas buenas tortillas para acompañar, tampoco faltan recetas que pongan por todo lo alto a la legumbre que es casi símbolo patrio.
Esta maravilla originaria de Mesoamérica -unos dicen que en México, otros que en Perú- se hace en sopas, cremas, caldillos, fritos y refritos, chinos, guisados, colados, borrachos, con puerco y chipilín, charros y maneados.
Además interviene en muchos antojitos tales como los sopes, tlacoyos, enfrijoladas, tostadas, tortas y tamales. También se elabora en dulce y existen muchos platillos regionales donde intervienen.
El frijol, como el maíz, es omnipresente.
A continuación te compartimos ocho recetas maravillosas para que comiences a explorar el mundo de los frijoles.
Una de las mejores formas de probar las diferentes especies de frijoles es preparando recetas como ésta, donde las variedades contrastan y coexisten en un mismo plato.
“La sopa tarasca es una de las más representativas de Michoacán y es muy parecida a la sopa de tortilla que se prepara en el centro del país. En la receta original el chile pasilla se corta en tiritas, se dora un poco en la sartén y se sirve sobre la sopa.
A mí me gusta incorporar el chile limpio en el caldillo para resaltar su saborcito dulzón ahumado”, dice la chef Jimena Merino de Fonda Macha, un pequeño sitio de comida mexicana vegana en Casa Quimera.
Procedimiento
Los ayocotes son una variedad de frijoles muy común en Puebla y Tlaxcala, con él se pueden hacer una infinidad de recetas y tiene la peculiaridad de ser un poco más grande que los comunes.

El frijol con puerco es un clásico yucateco que por lo general se come los lunes, aunque si tienes una fiesta o quieres reunir a la familia y consentirlos un poco, se vale comerlo cualquier otro día de la semana.

¿Qué mejor que aprender a hacer una de tus garnachas favoritas? Consigue una buena masa, una buena manteca y ¡listo!

Esta es una receta infalible para sobrevivir en aquellos días en que el cielo está gris y los ánimos apachurrados.