
En las calles chinas un artista crea dulces sorprendentes. Con sólo un cucharón, una espátula y una placa de mármol crea obras de arte comestible.

En las calles de China, un artesano revive la pintura con azúcar fundida, caramelo, que nació durante la época de la Dinastía Ming. En aquel entonces las figuras tenían forma de animales con el objetivo de ofrecer un “sacrificio” religioso, pero ahora son solamente una bella golosina.