
Si ya le invertiste a un buen café, no lo arruines con estos hábitos que hacen que el sabor se vaya por la borda. Aquí te dejo algunos tips para que no se arruine tu mañana y dejes de comer errores al preparar tu café.
Si le pones agua hirviendo directamente, lo único que lograrás es quemarlo, destruir sus aromas y volverlo más amargo. La temperatura del agua debe estar entre 90°C y 96°C. Si no tienes un termómetro, una vez que hierva, déjala reposar 30 segundos antes de servirla sobre tu café. Ya hay muchas jarras eléctricas que tienen temperatura incluida.
Nada se compara a un café recién molido. Si no lo mueles fresco, te perderás la mitad de sus sabores y aromas. Esto tiene una razón de ser, el oxígeno oxida los aromas del grano y va degradando el sabor. En las tiendas venden unos molinos eléctricos o manuales para todos los presupuestos y así elevar tu experiencia cafetera. Solo ten cuidado, de dejarlo en el grosor adecuado al método de extracción que ocuparás (prensa francesa, italiana, precoladora, profesional).
Preparar un café es como la vida: todo debe ser en su justa medida. Cuida la cantidad de agua y café con la que lo preparas, porque si le pones mucho café se amargará y si no le pones suficiente quedará aguado (la famosa agua de calcetín). Si tienes una balanza digital, usa la proporción estándar de 1 gramo de café por cada 15 mililitros de agua. Puedes usar también una cuchara medidora de esas de cocina.
No todos los granos son iguales, por eso conocer sobre su origen y tipo de tostado te dirá cómo prepararlo adecuadamente. Hay algunos que necesitan más tiempo de extracción para revelar todos sus sabores y aromas, u otros que con el mínimo te pueden transportar al cielo cafetero.
Cada método resalta distintas notas del café y también cada uno es ideal según el tiempo y esfuerzo que le quieras dedicar para prepararlo.
¿Cuál de todos estos errores has cometido al preparar tu café?
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